Cómo evitar un esguince

Es normal que, al practicar alguna actividad intensa, ya sea caminar rápido o ejercitarse en el gimnasio, exista la posibilidad de sufrir algún tipo de lesión. En realidad, para quienes hacen deporte o llevan una vida muy activa no es irreal o poco común esta idea.

Por lo general, las lesiones aparecen cuando se realiza un mal movimiento, cuando no se hace bien un ejercicio, cuando se pasa por alto el calentamiento previo a la actividad física o cuando se lleva al límite las capacidades del cuerpo.

Una de las lesiones más comunes son los esguinces. Estos son torceduras en los ligamentos que se producen cuando son estirados demasiado o cuando la articulación se ubica en una posición que no es natural.

Existen diferentes tipos de esguinces, pero los más comunes son los de tobillo y los deportistas son los más propensos a sufrirlos. Puesto que producen mucho dolor e incapacitan a la persona por cierto tiempo hasta su recuperación, es importante estar informado sobre cuál es la manera de prevenirlos.

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Si eres deportista o te sometes a mucha actividad física, es probable que estés especialmente interesado en este tema en particular. No obstante, ¡has llegado al lugar indicado! En esta oportunidad estaremos compartiendo contigo información que te será de mucha utilidad. Por ejemplo, ¿Qué es un esguince? ¿Cuáles son sus causas? ¿Qué síntomas produce? ¿Cómo puedes prevenirlo?, etc.

Tener a mano esta información hará posible evitar las reincidencias, algo que es muy común cuando no se toman en cuenta los cuidados necesarios para su recuperación total y que puede traer consigo consecuencias nefastas, en especial para quienes se dedican al deporte a nivel profesional.

Por eso, presta mucha atención y no te pierdas ningún detalle. Recuerda que la salud siempre debe estar primero, pues de ella dependen otras actividades.

Instrucciones para evitar un esguince

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Puesto que ya sabes lo que es un esguince, es importante que tengas claro que tiene diferentes tipos de grados dependiendo del daño que hayan causado. Están los de grado 1, que son los que producen una distensión de los ligamentos, pero sin llegar a romperse.

Están los esguinces de grado 2, que son los que se producen cuando hay una rotura parcial del tejido que constituye el ligamento y, finalmente, están los de grado 3, que son los que se dan cuando hay una rotura completa del ligamento.

Aunque se producen con mayor frecuencia en los tobillos, en el caso de los deportistas, también pueden ocasionarse en las rodillas, las muñecas y los dedos.

Existen situaciones que contribuyen a los esguinces. Por ejemplo, caminar sobre superficies resbaladizas o desniveladas, tener cansancio muscular, contar con un equipo deportivo inadecuado, como un calzado en mal estado o que no sea de la talla adecuada.

Cuando estás muy cansado, es mucho más probable que termines sucumbiendo ante distintas fuerzas que puedan tensar las articulaciones, al punto de causarles torceduras y hasta romperlas.

Algunos de sus síntomas son dolor, hinchazón, hematomas, limitación para mover las articulaciones afectadas, rigidez articular, etc. Por eso, a la hora de sufrir este tipo de lesión, lo más recomendable es que visites a un médico especialista en traumatología u ortopedia.

Por supuesto, lo ideal sería prevenir estas lesiones. Pero, ¿cómo puedes hacerlo? Siguiendo estas instrucciones:

  1. Haz estiramiento muscular. Los músculos pueden llegar a proteger la región del tobillo al tensar la zona y evitar que se dañe la articulación cuando se produzca un golpe o una caída. No obstante, para que esto se logre, debe estar bien entrenada, al mismo tiempo en que se trabaja la coordinación, la agilidad, el equilibrio, etc.
  2. Equilibra las piernas. Si bien es cierto que todos podemos una extremidad dominante. Cuando se tiene una más entrenada que la otra supone un desequilibrio que hace más real la posibilidad de sufrir una lesión, en especial un esguince. Por ese motivo, la recomendación es que entrenes ambas extremidades con el fin de conseguir un desarrollo muscular óptimo que ayude en la prevención de esguinces. En realidad, si logras entrenar tu cuerpo entero, obtendrás mejores resultados en lo relacionado con mantener el equilibrio.
  3. Trabaja la capacidad propioceptiva. En lenguaje llano, lo que quiere decir es que debes aprender a pisar bien, ya que esto incrementa la fuerza y la coordinación. Además, reduce hasta un 90% la posibilidad de sufrir un esguince.

Realizar este tipo de ejercicios pudiera parecer complicado, pero la realidad es que son muy sencillos y cualquiera lo puede hacer. Se trata de pisar sobre superficies que no sean estables u ocasionar situaciones de inestabilidad corporal, como saltar en un pie, para tener un mayor control de los movimientos que realices diariamente.

Ahora bien, ¿qué más necesitas conocer sobre la manera de prevenir los esguinces? Veámoslo.

¿Que necesitas para evitar un esguince?

Para lograrlo, no necesitas de una serie de elementos materiales. Más bien, debes tomar en cuenta lo siguiente:

No tengas miedo

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Esto pudiera ser más fácil decirlo que hacerlo, pero la verdad es que no se trata de un imposible. Quienes han sufrido una lesión suelen tener miedo de que vuelva a suceder, porque es una posibilidad muy real. No obstante, este miedo hace que la persona camine diferente, corra diferente y hasta que actúe diferente sin darse cuenta de ello.

No utilizar la zona afectada de la manera normal dificulta que esta se reintegre en el esquema del organismo, que responda a los estímulos y que sea capaz de estar preparado pasa asumir otra situación de riesgo que puede causar una nueva lesión.

De modo que no solo necesitas trabajar el cuerpo, sino también la mente, pues esta es la responsable de hacer que se mueva y que actúe con total normalidad, como lo hacía antes de la lesión.

Recupérate por completo

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En caso de que hayas sufrido una lesión, debes tomarte el tiempo necesario para recuperarte completamente. De lo contrario, podrías volver a lesionarte, cosa que no querrás que suceda.

Luego de una lesión, los músculos quedan débiles y el pie no se logra mover con naturalidad. El cuerpo no está en condiciones para responder a situaciones que lo puedan desestabilizar, así que se está propenso a sufrir una nueva lesión.

Por ello, es importante que visites al médico continuamente, para que revise cómo va evolucionando la lesión, así como al fisioterapeuta para que te guíe hacia el camino de la recuperación. Además, te indicará el tipo de entrenamiento que debes llevar para prevenir una nueva lesión.

Además de lo anteriormente dicho, existen otros hábitos que necesitas incluir en tu rutina diaria, como hacer un precalentamiento antes de realizar alguna actividad física. Por ejemplo, rotaciones de cuello, de cadera, de tobillos, sentadillas sin peso añadido, estiramiento, trote suave, etc.

Asimismo, necesitas usar el calzado apropiado para realizar actividades deportivas y tener mucho cuidado al caminar en terrenos desnivelados o con irregularidades. En el caso de las mujeres, lo mejor es que se abstengan del uso de zapatos de tacón alto.

En caso de que hayas sufrido anteriormente de un esguince, utiliza una cinta de soporte en el tobillo que te hayas lesionado. De esa manera le estarás dando protección adicional, la cual no vendría nada mal.

Sobre todas las cosas, no practiques ningún deporte o actividad física con la que no te hayas familiarizado anteriormente a través del entrenamiento.

Ahora bien, tal como te has podido dar cuenta, la mejor manera de prevenir un nuevo esguince es tratando muy bien una lesión anterior. Por ese motivo, presta mucha atención a las siguientes recomendaciones.

Consejos para evitar un esguince

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Cuando se sufre de un esguince de tobillo, es esencial seguir estos consejos:

  1. Guarda suficiente reposo. Al sobrecargar la zona lesionada se hace mucho más lenta su recuperación y produce dolor incapacitante.
  2. Aplica hielo. Puedes aplicarte directamente compresas de hielo o introducir el pie hasta el tobillo en un recipiente con agua helada. Haz esto por unos 15 segundos cada dos o tres horas. Esto es muy recomendable para estos problemas.
  3. No obstante, debes tener en consideración que el umbral de tolerancia es diferente de una persona a otra. Asimismo, si vas a colocar hielo directamente en el tobillo, utiliza una toalla de algodón para evitar quemaduras por frío.
  4. Utiliza una venda compresora. Mantener comprimida la zona afectada puede ayudarte a disminuir la hinchazón. Claro, para obtener este resultado, debes ajustarla correctamente, de manera que no se vea afectada la libre circulación de la sangre.
  5. Mantener elevado el tobillo. El pie debe estar por encima del nivel del corazón para poder reducir la inflamación y lograr un drenaje efectivo, en especial cuando se está acostado.
  6. Luego que hayas concluido con el tiempo de recuperación establecido por el médico especialista, podrás comenzar con el proceso de rehabilitación, tomando en cuenta tu situación actual.

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Estos ejercicios de fisioterapia tienen como objetivo que recuperes la movilidad de la parte afectada por completo, así como también su fuerza, estabilidad y flexibilidad. Por supuesto, no puedes hacer movimientos que tú creas que son apropiados. Más bien, siempre debes atender las pautas que te den los profesionales y mantenerte bajo su supervisión.

No trates de forzar la parte lesionada antes de tiempo, ya que esto solo podría llevar a empeorar su situación actual y terminar alargando el tiempo de recuperación. De hecho, podrías llegar a afectar la zona de manera permanente al volverla más vulnerable a sufrir otro tipo de lesiones más graves.

Por eso, si quieres recuperar tu rutina diaria normal, o si quieres volver a practicar tu deporte favorito, lo mejor que puedes hacer es recuperarte bien guardando el reposo necesario. Claro, si nunca has tenido un esguince, ahora cuentas con el conocimiento necesario para prevenirlos y evitar las dolorosas consecuencias que trae consigo esta lesión.

 

 

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